¿Para qué sirve el valenciano?

Este valenciano de imposición, que no es valenciano sino catalán, sirve para realzar la identidad y la diferenciación, es decir… para dividirnos. Y de la división pasar directamente al odio y al separatismo. Todo comienza cuando se crean unos certificados lingüísticos y también unas exigencias de requisito a los que opositan para acceder a la función pública. Ahí está la verdadera trampa.

El requisito lingüístico sirve para cambiar las prioridades de unos padres que aceptan la imposición de la lengua en la educación, dado que España vive una profunda crisis, de más de una década, y las familias españolas se han obsesionado en que no hay nada mejor para sus hijos que ser funcionario, debilidad que están explotando los dictadores que nos manipulan.

Con el requisito lingüístico también llega la transformación del profesorado, que se convierte en adoctrinador. Lo que ocurre es que, una vez superada la barrera de la capacitación lingüística, con ella se alcanza una ventaja sobre el resto de funcionarios, cosa que quieren hacer valer, e incluso potenciar. El profesorado del sistema educativo se convierte en evangelizador de la identidad, de la división y del separatismo, es decir, la doctrina.

Con la imposición lingüística y un colectivo preparado para adoctrinar llega el separatismo. Esto es el famoso procés, que luego se acompaña de todo un aparato de propaganda y manipulación desde asociaciones y medios de comunicación financiados con dinero de todos, pero manejados por solo unos pocos, que como consecuencia de la manipulación van en aumento.

Otra cosa es el valenciano de verdad, el que se habla en familia y el que se educa por elección. Ese que ya no existe porque los totalitarios han acabado con él. Es una pena porque era una bonita lengua, con cierto atractivo cuando todo era natural.

En realidad, desde 1985, en que el presidente socialista Joan Lerma acabó con los estudios universitarios de filología valenciana comenzó su exterminio. Ahora, todos los profesores de valenciano son filólogos catalanes, la división preferente del ejército adoctrinador. Todo empezó en 1985 para acabar con el valenciano como lengua, y para preparar la región para el separatismo y para convertir esta tierra en objeto del imperialismo catalán: los países catalanes.

Ahora, en esta comunidad ya solo falta esperar a que llegue de forma masiva la verdadera extrema derecha en España, los verdaderos ultras y radicales, que no son los de Vox sino los dictadores que adoctrinan a nuestros hijos para orientarlos a la aldea identitaria. Huyen de los retos que nos exige la globalización y el siglo XXI, como las lenguas globales y la internacionalización, aspectos con los que conseguiríamos unas mejores condiciones económicas, pero que ahora ya no interesan. Ahora interesa orientarse a la aldea, con el fin de que proliferen golpistas, usurpadores, manipuladores, supremacistas, mentirosos, totalitarios, delincuentes, fugitivos, corruptos, egoístas, xenófobos, dictadores, fascistas, adoctrinadores de niños…

Lo importante es convertir la Comunidad Valenciana en los países catalanes. La mayoría no lo quiere, pero con la manipulación de unos pocos, este proceso se ha convertido en imparable. En Cataluña, todos los jóvenes que alcanzan la mayoría de edad proceden de una escuela que les ha lavado el cerebro para transformarlos en separatistas. Y esto es lo que nos espera en la Comunidad Valenciana. Para eso vale el valenciano de hoy.

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