El papel de España en Tokio 2020: ¿Mala gestión? ¿O ya se nota la desafección de candidatos por adoctrinamiento identitario?

España finaliza las olimpiadas en el puesto 22 del medallero, con 17 medallas. En cuanto a cifra de medallas son las mismas que en Río 2016 pero ¡Atención! En Tokio ha habido 339 eventos frente a los 306 de Río de Janeiro, es decir, un 10 % más. Por otra parte, España consiguió 7 oros en Río por los 3 de Tokio. Indiscutiblemente, el resultado es peor. Y no solo peor que en la cita olímpica anterior, es bastante peor desde las olimpiadas de Atenas 2004.

Si hubiera alguna forma de relacionar el medallero con alguna variable estadística no habría que fijarse en la población sino en el PIB nominal de cada país. Esa correlación muestra el mejor índice de todas las comparativas. Luego hay excepciones, como la de Nueva Zelanda, Cuba, Kenia o Jamaica, cuya posición alta del medallero se justifica por otros aspectos, pero el PIB nominal sí suele representar bastante bien el ranking esperado en el medallero de unas olimpiadas. La posición de España ha sido un desastre.

Las disciplinas que más medallas reparten son atletismo, natación y ciclismo. Son las disciplinas del triatlón, las del Ironman de la entrega y el esfuerzo. Entre todas ellas España solo ha conseguido una medalla de bronce, la de Ana Peleteiro del triple salto. El ridículo de España ha sido espantoso en las olimpiadas. Por otra parte, el kárate dejará de ser deporte olímpico en París 2024, disciplina en el que España ha tenido el mejor resultado, con un oro y una plata.

¿No habría que tomar alguna medida al respecto? Por supuesto, tanto en la gestión de los fondos del plan ADO de deportistas becados, como de la gestión del COE o del CSE, del dinero de procedencia pública o privada, e incluso de las compensaciones que se puedan establecer con las televisiones que retransmiten los eventos deportivos, sea a modo de becas o de prima al resultado, claro que hay que tomar medidas. Cada atleta laureado con el oro recibe en las categorías individuales 94.000 euros, en plata 48.000 y 30.000 en bronce, aunque con tan pocas medallas no va a ser mucho el dinero empleado por las arcas del Estado para esas primas.

En estos momentos de apagado del pebetero, de reflexión para mejorar la correcta gestión que permita alinear a España con una correcta posición en el medallero hay que recordar que también es importante impulsar el espíritu del esfuerzo, de la entrega y de pertenencia. El sectarismo identitario se ha adueñado de la educación. Las lenguas cooficiales de las comunidades autónomas han desplazado el derecho de padres e  hijos a educar en lengua materna y lo que impera  ahora es el adoctrinamiento en las aulas para una desafección a España que va en aumento. Esto no solo está ocurriendo en Cataluña y País Vasco, comunidades que van con ventaja, también en Baleares, Comunidad Valenciana, Galicia y Navarra… en una lista que no para, es creciente. Para postre tenemos como Ministro de Cultura y Deporte a Miquel Iceta. El Gobierno de Pedro Sánchez siempre poniendo a la persona más adecuada para sus mejores logros, que no son otros que la desafección a España, la balcanización y el exterminio. En esa línea va a ser difícil que España encuentre su correcta posición en el medallero. A ver qué pasa en París 2024.

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