Expertos, vasallos y libertad
La Carta Europea de las Lenguas Regionales y Minoritarias se ha tergiversado, haciendo confundir derecho con obligación, libertad con imposición.
El martes pasado día 16 de enero se publicó en prensa que integrantes de Escola Valenciana, Plataforma per la Llengua y Acció Cultural del País Valencià se habían desplazado a Barcelona, habían mantenido un encuentro con el Comité de Expertos del Consejo de Europa que han venido a Barcelona, entre otros lugares de España, a evaluar el cumplimiento de la Carta Europea de la Lengua Regionales y Minoritarias durante el periodo 2017-2021. En este encuentro la entidad les trasladó su “ preocupación respecto a las modificaciones legales que está impulsando el nuevo Consell de PP y Vox”, entre ellas, la reforma de la ley de plurilingüismo.
Les ha faltado tiempo a estas entidades separatistas para ir a un despacho de la Universidad de Barcelona a presentarles a un jurista de una universidad holandesa, a una lingüista de otra universidad Suiza y a otro lingüista sueco, recibidos por el decano de la facultad de Traducción e interpretación de la Autónoma de Barcelona, sus preocupaciones y temores en cuanto a la lengua en la enseñanza de los alumnos valencianos. Se conocen bien el camino, lo han hecho muchas veces para cobrar las suculentas subvenciones de las que viven, pues este vasallaje está bien remunerado, y si los pagos flaquean al sur del Ebro, ellos saben que en el norte siempre acompañarán las órdenes con la recompensa económica al buen vasallo.
Los expertos se llevan un dossier de 50 páginas, (estará bien traducido a un perfecto inglés), trufado de 1000 agravios al valenciano, perdón al catalán, y que suponen los expertos harán suyos y elevarán al órgano superior. Todo ello basado en argumentos falsos como son todos los de los nacionalistas que tergiversan cuanto les interesa, aunque ahora podemos también pensar que se deba a la falta de comprensión lectora rampante gracias a nuestro sistema educativo (alguna comunidad más que otra). Es por ello que vamos a dedicar unos minutos a explicar a estos grupos y a los valencianos lo que significa la carta, pues la ignorancia no es buena consejera de una ciudadanía que hoy se juega mucho en España. Nos ayudan para esta exposición los escritos del profesor Rafael Arenas.
La Carta Europea de las lenguas regionales y minoritarias es un texto internacional aprobado en el seno del Consejo de Europa, que no forma parte de las instituciones de la UE ni es de obligado cumplimiento. Esa Carta pretende proteger las lenguas que se hablan en un país por parte de sus nacionales. Son lenguas que se limitan a un territorio, es decir, no se hablan en todo el país, se refiere a las lenguas que se hablan en nuestras comunidades autónomas con lengua cooficial. Estas lenguas son el objeto de protección en esta Carta Europea. Esta Carta está presente en todos los litigios, y es utilizada desde los intereses nacionalistas para desterrar la presencia del español en la educación. Es por eso que le dedicamos este apartado para su justa apreciación.
Hay que comenzar diciendo que no todos los estados han ratificado esta Carta. No la ha ratificado Portugal, no la ha ratificado Francia, no la ha ratificado Italia, por ejemplo, ni Irlanda, Grecia o Polonia. En total, 21 de los 46 estados miembros del Consejo de Europa no han ratificado la Carta. España lo hizo en el año 2001 siendo presidente de gobierno José María Aznar y el ministro que firma la ratificación es Josep Piqué y en ella se trata de la protección de estas lenguas en diversos ámbitos. El que nos interesa es el educativo. En esta carta se da a elegir a los estados tres posibilidades, la primera y de máximos, es ofrecer educación en la lengua minoritaria; la segunda posibilidad, ofrecer educación en una parte sustancial en esa lengua; en tercer lugar, a quien esté interesado y así lo pida, las posibilidades anteriores. España eligió la primera opción, la de máximos: ofrecer el tener educación en la lengua minoritaria.
Esto es un derecho, pero se ha malinterpretado y se ha convertido en una obligación. La Carta no obliga a que todo el mundo deba estudiar en la lengua minoritaria. Esto lo han dejado claro los expertos que elaboran los informes anuales, también refiriéndose al caso de la Comunidad Valenciana. Lo que exige la carta es que todo aquel que quiera tener una educación 100% en la lengua minoritaria debe poder tenerla; no quiere decir que se pueda imponer sobre la base de la carta una educación 100% en la lengua minoritaria a quien no lo desee. Lógicamente.
A partir de esta Carta, y aquí está el problema… por ejemplo, los nacionalistas rechazan estudiar en Cataluña el 25 % en castellano. La carta en absoluto obliga a que todo el mundo tenga que estudiar en la lengua minoritaria, sí obliga a que todo aquel que quiera tener una Educación en la lengua minoritaria tenga que tenerla. No se puede imponer el 100 × 100 de la educación en la lengua minoritaria.
A partir de nuestro marco legislativo contamos con dos posibilidades: o la Comunidad Autónoma ofrece un sistema de líneas diferenciadas o por otro lado se ofrece un sistema de conjunción lingüística, es decir, una parte en la lengua minoritaria y otra parte en español. Pero, este modelo de 50% ni siquiera sería compatible con la Carta, ya que se puede pedir el derecho a recibir el 100% en lengua minoritaria. El Tribunal Constitucional en los años 80 en el País Vasco dictó en una sentencia que si se ofrece una línea 100% en la lengua minoritaria hay que ofrecer lo mismo 100% en español, porque debe haber igualdad.
Por tanto, si como consecuencia de la Carta Europea de las lenguas regionales y minoritarias se ofrecen líneas 100% en la lengua minoritaria, la consecuencia lógica es que se deben ofrecer líneas 100% en español. Con ello queda ratificada la libre elección de lengua. Es decir, la doble línea que proponemos en Idiomas y Educación y que está en la base del anteproyecto de ley de nuestro conseller. Esperamos que este artículo se lea también en Holanda, Suiza y Suecia, donde parece que últimamente deciden sobre nuestra soberanía.
Idiomas y Educación